Tras la derrota de Atenas en Sicilia, los prisioneros de guerra atenienses están confinados en una cantera. Allí, dos alfareros en paro van a alimentarlos con lo justo para mantenerlos a duras penas con vida, pero no le dan comida y vino a cualquiera. Solo a aquel que pueda recitarles fragmentos de obras de su tierra. Si es de Eurípides, mejor.
Desde este punto de partida, Gelón, serio y taciturno, y Lampo, su mejor amigo, cojo y bocazas, se embarcan en una peculiar empresa: representar con los famélicos prisioneros la última tragedia de Eurípides, Las Troyanas, que debido a la guerra y la inminente caída de Atenas es poco probable que se pueda ver jamás en Siracusa.
¿Pero se puede llevar a cabo algo así, con los atenienses como actores en sus horas más bajas y sus captores siracusanos como público?
Valoración personal
Cabe destacar, antes de nada, que la historia parte de una anécdota real que nos cuenta Plutarco en su obra sobre Nicias:
«Algunos incluso se salvaron gracias a Eurípides. Al parecer, los griegos de fuera de Grecia que más ansiosamente reclamaban la musa de Eurípides eran, en verdad, los de Sicilia, y cada vez que alguien llegaba a la isla con una pequeña muestra que degustar, la aprendían de memoria y se la ensenaban unos a otros con satisfacción. Así, ciertamente, dicen que muchos de los que entonces volvieron a casa sanos y salvos saludaban amistosamente a Eurípides. Algunos le contaban que habían sido liberados de su esclavitud por haber ensenado a sus dueños todos los poemas suyos que recordaban de memoria; otros, que habían recibido agua y comida por haber cantado sus versos líricos mientras andaban errantes tras la batalla.»
Plutarco: Vidas Paralelas. Nicias, 29,3-4
Es un punto de partida muy original. No te cuentan la campaña contra Sicilia, ni el asedio de Siracusa. No hay héroes épicos. Hay gente que vivía allí tranquilamente antes y que vive después, y otra gente que ha dejado atrás sus vidas y saben que es poco probable que vuelva a ellas. Los coletazos de la guerra están presentes a lo largo de toda la historia y son determinantes en las motivaciones de los personajes, pero no son el centro.
En la contraportada del libro promete, como tantos otros, que te hará reír y llorar. Pues bien, lo ha cumplido. Es de lo mejor de temática griega que he leído en los últimos tiempos. Y de lo mejor en general. En un primero momento me parecía un punto de partida un tanto disparatado: hacer una obra de teatro en ese contexto y que pudiera ser divertido. En efecto, tiene mucho de comedia, pero también dosis de realidad y tragedia que se combinan de una manera perfecta.
Gelón tiene todos los ingredientes para ser el héroe trágico que protagonice la historia. Es alto, atractivo, con unos profundos ojos grises y ese aire melancólico debido a la gran tragedia que ha sacudido su vida. Y, sobre todo, es culto, y un enamorado del teatro y, más concretamente, de la obra de Eurípides. Sin embargo, es su amigo Lampo, despreocupado, faltón, cojo, poco agraciado y analfabeto, quien narra la historia y lleva la mayor parte del peso de la trama. Porque también es leal hasta la inconsciencia, y optimista y alegre hasta en los peores momentos. Es un personaje maravilloso. Humano, con todo lo bueno y lo malo que conlleva, y coherente precisamente por sus grandes incoherencias. Es de aquellos tan creíbles y bien construidos que cuando terminas la lectura sientes que has perdido a un ser querido porque no vas a volver a saber de él.
Con todo esto, no puedo menos que recomendarlo MUCHO. En mayúsculas.
Ficha técnica
Título: Deus ex
Autor: Ferdia Lennon
Año de publicación: 2024
Editorial: Impedimenta
Nº de páginas: 283
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