David Rubín, afamado ilustrador orensano, es ya un personaje bastante conocido de la escena comiquera no solo española sino también internacional, pues además de haberse traducido su obra en otros países también ha trabajado para algunas famosas editoriales estadounidenses como son Dark Horse y DC. Para esta última, de hecho, hace no mucho ha colaborado con una historia corta con bastante repercusión en los medios de comunicación por su llamativa propuesta de poder ver al Joker paseando por la Gran Vía madrileña.
Sin embargo el gallego, de una dilatada carrera, ya sorprendía a propios y extraños desde mucho antes. En 2011 y 2012, respectivamente, salieron (publicados por Astiberri) estos dos tomos que cuentan, a su manera, la historia del héroe griego Heracles. Es difícil acercarse a un cómic como este desde un punto de vista mitológico, pues la historia que nos cuenta es más bien un vehículo de lucimiento personal ideado para que el autor desarrolle su arte y sus habituales “idas de olla”. Entiéndase esta expresión como un resumen escueto de la imaginación desbordante, macarrismo y transgresión a las que nos tiene acostumbrados.
¿En qué consiste este “El héroe”? Pues es básicamente la conocida epopeya de los trabajos de Heracles, pero vistos desde otro prisma. Si bien el primer tomo, más episódico, sí es más fiel, dentro de lo esperable, a la historia que ya todos conocemos, en el segundo la trama se va de madre y acabamos siendo espectadores de una especie de distopía que no sabemos muy bien dónde nos lleva.
La mezcla, para empezar, es un poco extraña. En un mundo donde se mezcla la antigüedad con la modernidad, y en el que la tecnología aparece y desaparece sin mucha más explicación, podemos ver a Heracles matando monstruos con su espada, pero también al propio héroe conduciendo una moto vestido de cuero. Y helicópteros que lanzan bombas, reorganizadores intermoleculares e incluso marketing agresivo.
La diosa Hera es, como pasa habitualmente en los retellings, la mala de la película. Y en su labor le acompaña el malvado Euristeo, pero también un Hades que más que un dios parece un animal antromorfo (y no es el único). Por otra parte, también podremos disfrutar de un par de cameos apócrifos del mundo superheroico como son Superman y Wonder Woman que te harán esbozar una sonrisa.
Entre las muchas licencias que se ha tomado el autor con la historia original, vamos a destacar unas cuantas (¡ojo que van SPOILERS!). Se produce cierto sincretismo entre los personajes de Yolao y Yole (pasando a ser Yolae en la obra), por un lado, y entre las historias de los centauros Quirón y Neso, dos elementos que cambian hasta cierto punto el argumento. Tampoco se hace referencia en ningún momento al nombre auténtico de Heracles, Alceo o Alcides, con lo que se pierde el motivo de llevar ese nuevo apelativo en honor a la diosa Hera. También es un poco raro, por decir algo, ver a Teseo con una “armadura” de fuego en forma de minotauro; o, un poco antes, a este mismo personaje poniéndole la cabeza del minotauro a Ariadna en no sabemos muy bien si algún tipo de extraño fetiche. Y hay bastantes más cosas por el estilo.
En conclusión este no es un cómic para todo el mundo. Tiene un dibujo realmente destacable, buenas peleas (“a lo Kirby”) e incluso unos extractos más personales del autor que le dan un toque propio, pero el guion es más complicado de lo necesario, a veces un auténtico sinsentido, y tiene ciertos elementos de violencia sexual explícita que no lo hacen recomendable para menores.
Fecha de publicación: 2011/2012
Editorial: Astiberri
Formato: 2 Tomos en tapa dura, 280/288 páginas, 17×24 cm
Guión y Dibujo: David Rubín
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