Ésaco fue hijo de Príamo, rey de Troya, y Alexíorre, una ninfa hija del río Granico. Nació a la sombra del monte Ida[1] y siempre rehuyó la ciudad. A pesar de ser un príncipe troyano, no asistía a las reuniones y prefería vivir en montes y campos.
En esa zona habitaba también Hesperie, otra ninfa hija del río Cebrén. Ésaco se enamoró de ella, pero la joven rechazaba sus atenciones. Eso no impedía que el muchacho la persiguiera incansablemente cada vez que la veía y la ninfa se veía obligada a escapar a toda prisa.
En una de esas veces, con las prisas de la huida, Hesperie no se percató de que una culebra se encontraba en su camino. El animal, escondido entre la hierba, clavó los dientes en el pie de la muchacha e inyectó su veneno. Ésaco por fin pudo alcanzarla y estrecharla entre sus brazos, pero Hesperie ya estaba muerta.
Arrepentido de haber provocado indirectamente aquella tragedia, Ésaco no pudo soportar el dolor y se arrojó al mar desde un escollo para pagar con su muerte la de su amada. Sin embargo, la diosa marina Tetis se apiadó de él y lo convirtió en somormujo mientras caía.
Pero Ésaco no quería vivir bajo esa nueva forma. Él quería morir. Es por ello que el ave se lanza una y otra vez de cabeza contra el agua.
Notas
[1] No confundir con el Ida de Creta. Este se encuentra en Turquía y en la actualidad se lo denomina Kazdağı.
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