Cuando Dioniso, enloquecido por Hera, vagaba por el mundo buscando una cura para su estado mental, se dice que viajó hasta el oráculo de Zeus en Dodona. Pero de camino se encontró con una gran laguna que le impedía el paso.
Entonces, dos asnos salieron a su encuentro y pudo cruzar a lomos de uno de ellos. En agradecimiento le concedió la capacidad de hablar.
Este mismo asno, tiempo más tarde, entró en una peculiar disputa con Príapo. Compitieron por ver quién tenía el pene más grande. El asno fue el vencedor, pero Príapo no aceptó el resultado y lo mató.
Dioniso, compadecido de aquel animal que lo había ayudado, lo convirtió en estrella junto al otro asno y los colocó sobre la cabeza de la constelación del cangrejo. Por eso, a esas dos estrellas se les llamó «Los asnos».
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