Hera
Si Zeus se convirtió en rey de los dioses, el papel de reina lo asumió su esposa —y hermana— Hera. Además era la diosa del matrimonio, aunque el suyo no fuera precisamente un ejemplo. Las continuas infidelidades de su esposo con otras mujeres, hombres, criaturas, animales y lo que se le antojara hacían hervir de celos a Hera; rasgo por el que fue principalmente conocida.
Era hija de los titanes Crono y Rea. Al nacer fue engullida como el resto de sus hermanos por su padre para evitar que se cumpliera su destino: ser derrocado por su propio hijo. Pero su madre engañó a Crono con la ayuda de su abuela, Gaia (la tierra), para salvar a su hermano Zeus. Cuando éste fue mayor la liberó al obligar a Crono a expulsar a los hijos que se había tragado.
Con Zeus tuvo como descendencia legítima a Hebe, Ares, Enio, Ilitia y Hefesto. A este último lo rechazó y expulsó del Olimpo por su fealdad. Hefesto, en venganza, le construyó un trono que no le permitía levantarse una vez se sentara en él. Hera cayó en la trampa y, para poner fin a esta situación, Dioniso emborrachó a Hefesto para conseguir que liberara a su madre.
Los episodios mitológicos en los que interviene suelen estar marcados por las venganzas y represalias contra amantes e hijos bastardos de su marido. La enemistad con el héroe Heracles, al que puso toda clase de trabas, es el ejemplo más célebre. Pero intervino también de forma importante en otros episodios, como en el intento de derrocamiento de Zeus o el Juicio de Paris que dio origen a la Guerra de Troya.
Episodios en los que interviene:
Ío, la amante de Zeus convertida en ternera
Eco y Narciso
La transformación de Tiresias