Las Danaides eran las 50 hijas de Dánao. Llegaron a Argos con su padre, que huía de su hermano Egipto y sus 50 hijos. Allí, Dánao se convirtió en rey.
Una de las hijas, Amimone, fue en busca de agua durante una sequía producida por Poseidón por haber recibido el patronazgo de la ciudad a Hera y no él. Por el camino intentó disparar un dardo a un ciervo, pero le dio a un sátiro y éste intentó violarla. El propio Poseidón la salvó y fue el dios quien se acostó con ella. Después clavó su tridente en el suelo y de ahí brotó un manantial: la fuente de Lerna. De la unión de Poseidón y Amimone nació Nauplio.
Más tarde, las danaides tuvieron que casarse con sus primos, los 50 hijos de Egipto, que habían ido a asediar Argos para presionar a Dánao. Éste les ordenó matar a sus esposos en la noche de bodas, y todas cumplieron salvo Hipermnestra, que perdonó a su esposo Linceo porque respetó su virginidad. Su padre la llevó a juicio por su desobediencia, pero los argivos la absolvieron después de que Afrodita intercediera en favor de la pareja.
Las danaides se volvieron a casar y fueron madres de los dánaos, el pueblo que habitaba la Argólida —también llamados “aqueos”—. Tras su muerte fueron castigadas eternamente en el Tártaro por haber matado a sus maridos. Su penitencia consistía en llenar de agua un barril que estaba agujereado.
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