Tras el éxito de El Cuentacuentos (1987) de Jim Henson, una serie donde se narraban historias tradicionales del folklore europeo, en 1990 se decidió hacer una nueva miniserie basada en la mitología griega. En este caso el encargado ya no sería el afamado creador de Dentro del Laberinto o Cristal Oscuro (que murió ese mismo año), sino que se le encomendaría la tarea al director británico Anthony Minghella, conocido posteriormente por películas muy exitosas como El paciente inglés (1996) o El talento de Mr. Ripley (1999).
En esencia la estructura de la serie es la misma, pero adaptada al ámbito griego. El señor que cuenta cuentos a su perro junto al fuego (el grandísimo John Hurt) es ahora sustituido por un ladrón de tumbas (Michael Gambon) al que acompaña, sí, ¡el mismo perro! Está claro que le cogieron cariño a esta marioneta, al que de hecho en su versión original ponía voz Brian Henson, hijo del titiritero. 😛
Pero volviendo al cuentacuentos, este se halla encerrado en el laberinto de Knossos, donde encuentra objetos abandonados como una estatuilla de un niño alado o una lira, que será lo que le dará pie a contarnos algunos de los mitos griegos más conocidos.
La miniserie constó de solo cuatro episodios. A saber:
Un accidente mortal obliga al gran inventor ateniense Dédalo a huir de la ciudad junto a su hijo Ícaro. Tras deambular por distintas ciudades, ambos acaban en la isla de Creta, donde pasarán al servicio del rey Minos. Éste le encarga a Dédalo construir un laberinto para albergar a la terrible bestia conocida como Minotauro. Pero para ocultar el terrible secreto que albergan dichas paredes, padre e hijo son también encerrados en él, poniendo a prueba la inventiva de Dédalo, quien acaba creando unas alas artificiales para su hijo y para sí mismo.
Aunque el dios del inframundo no dio su brazo a torcer, la hermosa Perséfone sí sucumbió a la música del joven, instando a su marido a aceptar la petición de Orfeo. Pero no sería tan sencillo, Orfeo debería regresar a la superficie sin darse la vuelta, confiando en que Eurídice le siguiese hasta el mundo exterior.
Cuando el rey Acrisio recibe el oráculo según el cual morirá a manos de su futuro nieto, decide encerrar a su hija Dánae. Pero el dios Zeus, transformado en lluvia dorada, fue capaz de llegar hasta Dánae y concibió con ella al futuro héroe Perseo. Acrisio, al enterarse del nacimiento de su nieto decide encerrar a Perseo y a su madre en un cofre y tirarlos al mar. Pero, sorprendentemente, madre e hijo sobreviven y van a parar a la costa de Serifos, donde reina Polidectes.
Pasado el tiempo, el rey pretende casarse con Dánae, pero el ya joven Perseo no está de acuerdo y decide traerle al rey la cabeza de la gorgona Medusa para disuadirle de tal idea. Marcha a la aventura, encontrándose por el camino con las tres grayas o con el mismísimo Atlas. Pero conseguir la cabeza de Medusa no será tan fácil, pues la gorgona convierte en piedra a todo aquel que le mira a los ojos.
Al llegar a la adolescencia, el joven Teseo descubre que es hijo de Egeo, rey de Atenas. Decide dirigirse hacia la ciudad para conocer a su padre, encontrándose con múltiples peligros en el camino, a los que vence gracias a su patente heroicidad. Pero una vez en Atenas es testigo de una horrible tradición; como signo de sumisión a Creta, los atenienses deben enviar a varios de sus muchachos y muchachas para ser sacrificados al Minotauro. Teseo decide unirse a la expedición como uno de los jóvenes que serán sacrificados, con la esperanza de poder dar muerte al Minotauro y salvar a sus conciudadanos.
Al llegar a Creta conoce a la princesa Ariadna, quien se enamora del joven ateniense y le muestra la manera de poder regresar del laberinto una vez venza a la terrible bestia. Si es que es capaz…
Estos son, un tanto resumidos, los cuatro episodios que se nos cuentan. ¿Son realmente fieles? Pues en general, obviando algunos pequeños detalles, sí se podrían considerar bastante rigurosos, especialmente teniendo en cuenta que los capítulos apenas duran 24 minutos, por lo que los guionistas se ven necesariamente obligados a cortar las partes más intrascendentes o cambiar ciertos datos para no complicar demasiado la historia. Hay que tener en cuenta, por supuesto, el público al que se dirige, que es en principio el infantil. Es cierto que es una serie disfrutable a cualquier edad, y aunque se le noten ya un poco los años sigue siendo muy entretenida de ver, y conserva esa cierta magia del cuentacuentos original.
Por supuesto recomendamos totalmente su visionado, en especial si hay peques correteando por la casa. ¡Es una manera magnífica de iniciarlos en la mitología griega! 😉
País: Reino Unido
Año: 1990
Dirección: David Garfath, John Madden, Tony Smith, Paul Weiland
Reparto principal: Michael Gambon, Brian Henson, Mark Ashman, Frances Barber, Barbara Barnes, Gina Bellman, Jesse Birdsall, Kate Buffery, Amanda Burton, Hannah Cresswell, Arthur Dignam
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