Continúa desde Anfitrión contra los tafios
Alcmena perdió a casi todos sus hermanos en una lucha contra sus parientes, los teléboas. La muchacha juró casarse con quien los vengara, y Anfitrión se comprometió a ello. La pareja se encontraba exiliada en Tebas, tras la muerte accidental —o no— de Electrión, padre de Alcmena, a manos de Anfitrión.
Tras salir victorioso en su empresa regresó a la ciudad de Creonte junto a su nueva mujer. Cuál fue su sorpresa al descubrir que no solo no se sorprendió al verlo, sino que también conocía ya los pormenores de su expedición contra los teléboas. Zeus se había adelantado y, haciendo que la noche durara tres veces más, había yacido junto a la muchacha. Anfitrión acudió al adivino Tiresias, que le confirmó lo sucedido y, además, que estaba embarazada de gemelos.
En un primer momento, Anfitrión pensó en matar a su esposa por la traición. Llegó incluso a ponerla sobre una pira y prenderla, pero Zeus envió una fuerte lluvia que apagó el fuego. Ante tal señal divina, Anfitrión perdonó a Alcmena.
Hera, celosa, intentó primero prolongar el parto para mayor sufrimiento de Alcmena. Mandó a Ilítia para que, en vez de ayudar a la parturienta, cruzara sus piernas para que los niños no pudieran salir. Una de las sirvientas de la casa, Galantis, se dio cuenta y le dijo a la diosa que tenía que felicitar a su señora, que ya había sido madre. Por un momento, Ilítia se sobresaltó y soltó las piernas de Alcmena antes de darse cuenta del engaño, pero bastó ese pequeño despiste para que la joven pudiera al fin parir. Ilítia se enfadó tantísimo con Galantis que la convirtió en una comadreja.
Alcmena tuvo a Ificles de Anfitrión, mientras que de Zeus nació Alcides, que más tarde sería conocido por el nombre de Heracles. Si bien Hera no consiguió que Ilítia retuviera el parto tanto como hubiera querido, sí consiguió retrasarlo lo suficiente para que Euristeo[1], hijo de Esténelo, naciera poco antes que Heracles y pudiera ser él el rey de Micenas en vez del héroe. Para ello hizo que Euristeo fuera sietemesino.
A partir del nacimiento del héroe, Hera se dedicó a hacerle la vida imposible. Ya en su primer año de vida[2] envió dos grandes serpientes a su cuna. Alcmena llamó a Anfitrión para que acudiera en su ayuda, pero Heracles se incorporó y las estranguló con sus propias manos[3]. Así quedó claro cuál de los dos mellizos era el hijo de Zeus.
Notas
[1] Euristeo no tenía en mucha estima a su sobrino segundo Heracles. Fue el encargado de elegir los diez trabajos que el héroe tendría que realizar, escogiendo los más peligrosos y humillantes y anulándole dos de ellos.
[2] Las fuentes varían sobre cuándo sucedió el episodio de las serpientes, si recién nacido, con pocos meses o ya con un año.
[3] Una versión de Ferécides dice que fue el propio Anfitrión quien las puso para saber cuál de los niños era el de Zeus y cuál el suyo, pero es más popular la de Hera.
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