Los trabajos de Heracles (parte 1): el león de Nemea
El primer trabajo que el rey Euristeo mandó hacer a Heracles fue matar al terrible león que aterrorizaba a la ciudad de Nemea. Tenía la piel tan gruesa que las flechas no podían atravesarla y el animal era invulnerable.
Heracles se instaló primero en la vecina ciudad de Cleonas, en casa de un trabajador llamado Molorco. Éste quería hacer un sacrificio, pero Heracles le pidió que esperara treinta días; si regresaba sano y salvo, que el sacrificio fuera en honor a Zeus. Pero, si moría, que fuera en su honor.
Así marchó a Nemea y encontró al león, al que primero disparó sus flechas. Pudo comprobar, en efecto, que no servían de nada. Entonces cambió la estrategia y comenzó a perseguirlo con una maza, pero la bestia se escondió en una cueva. Ésta tenía dos entradas, por lo que el héroe bloqueó una y se introdujo por la otra.
Con el animal atrapado, Heracles pudo rodearle el cuello y estrangularlo con sus poderosos brazos. Se echó el cuerpo del león sobre sus hombros y volvió a casa de su anfitrión en Cleonas.
El héroe llegó en el trigésimo día y sorprendió a Molorco, que lo creía muerto, a punto de hacerle un sacrificio. Éste, por tanto, se hizo a Zeus y Heracles volvió a Micenas con la prueba de su triunfo.
Euristeo quedó tan impresionado como asustado ante la fuerza y el valor de Heracles cuando éste le presentó lo que quedaba del león. Su miedo llegó a tal punto que le prohibió entrar en la ciudad. En adelante, el héroe tendría que mostrar la prueba de su victoria en los trabajos ante las puertas de Micenas. Pero no solo eso; cuando Heracles acudía, el rey se escondía en una tinaja de bronce y le ordenaba los trabajos por medio de Copreo, uno de los hijos de Pélope e Hipodamía.
El león fue plasmado en las estrellas por Zeus en la constelación de Leo para recordar la gran hazaña de su hijo.
Un comentario
Mena
Como siempre, excelente la información que brindan; aunque eché en falta un aspecto relevante de este mito: debido a lo impenetrable de la piel del León de Nemea, Heracles usó las mismas garras del animal para despellejarlo y, así, usar la piel como armadura y distintivo.