Pan y Siringa
Siringa era una náyade de Nonacris, en Arcadia. Había conseguido esquivar tanto a sátiros como a dioses y permanecer virgen como la diosa a la que rendía culto: Ártemis. Vestía como ella y cazaba como ella. Las hubieran podido confundir si no fuera porque el arco de Siringa era de cuerno y el de la diosa era de oro.
Pan la vio un día mientras volvía del monte Liceo. Se dirigió a ella, rogando y suplicando sus atenciones, pero la náyade las rechazó. Entonces, el semidios la persiguió y Siringa huyó hasta llegar al río Ladón. Allí suplicó a sus hermanas que la transformaran para ayudarla a escapar de él.
Cuando Pan la alcanzó, solo pudo abrazar a los juncos de la orilla en los que Siringa se había convertido. El semidios lanzó un suspiro y el aire se introdujo por las cañas emitiendo un sonido suave y débil, como un lamento.
Pan quedó cautivado por su dulzura y construyó una nueva flauta uniendo con cera cañas de distintos tamaños. Desde entonces este instrumento llevó el nombre de la náyade y acompañó siempre al semidios.
Un comentario
carmelo ramirez
Por fin…!! busque una pagina ilustrativa como la que Uds, Presentan mucho tiempo..!Pense que estaban Vetadas….!!Las Grandes Verdades….fueron afanosamente enterradas, y escondidas…!! felicitaciones…