Penélope
Penélope era hija de Icario y la ninfa Peribea. Por parte de padre es sobrina de Tindáreao y, por tanto, prima de Helena, Clitemnestra, Cástor y Pólux. Era de origen espartano, pero nació en la corte del rey etolio Testio.
Odiseo, sabiendo que no ganaría la mano de Helena entre tantos candidatos, le dio a Tindéreo la idea del juramento de los pretendientes. En pago por el consejo solicitó la mano de Penélope.
En la mitología destaca por su papel de esposa fiel, que supo mantener su casa con astucia en ausencia de su marido. Odiseo partió hacia Troya cuando su hijo Telémaco tenía apenas unos meses. Al poco, su suegra Anticlea murió de la pena por la partida de su hijo, y su suegro Laertes se retiró al campo.
Con el tiempo, cada vez más hombres de la zona la pretendían con intención de quedarse el gobierno de Ítaca. Acabaron por instalarse en su propio palacio para presionarla, consumiendo sus recursos sin miramientos.
Después de la guerra, y ante el hecho de que Odiseo seguía sin regresar, aumentó la presión. Por ello ideó su célebre estratagema: elegiría a un pretendiente cuando terminara de coser un sudario para su suegro Laertes. Sin embargo, lo que cosía durante el día lo descosía por la noche, por lo que el trabajo avanzaba con exasperante lentitud para los pretendientes y ella iba ganando tiempo. Esta estrategia duró tres años, hasta que una de sus criadas la traicionó.
Odiseo llegó en el momento apropiado. Penélope no debía demorarse más en elegir pretendiente. Sin saber aun que su marido ya se encontraba en el palacio disfrazado de mendigo, organizó una competición para elegir marido. Conseguiría su mano quien consiguiera tensar el arco de Odiseo y hacer pasar una flecha por el hueco de unas hachas puestas en fila.
Los pretendientes no lo consiguieron, pero Odiseo sí. Con la ayuda de Telémaco y los sirvientes, ya alertados de su verdadera identidad, bloquearon las puertas y asesinaron a todos los que habían ocupado el palacio y a las sirvientas que los habían apoyado. Después de eso se reunió con Penélope en sus aposentos y, por fin, le desveló quién era.
En cuanto a su destino final, hay varias versiones. En algunas, Odiseo le acusa de haberle sido infiel y la destierra o le da muerte por ello. En el primer caso, ella se retiró a Esparta y luego a Martinea, donde estaba su supuesta sepultura.
En otras, Odiseo se habría cansado de estar en su casa y habría ido al país de los tesprotos, abandonando así otra vez a Penélope. Al volver se encontró con el hijo que había tenido con Circe: Telégono. Al no reconocerse mutuamente, Telégono mató accidentalmente a su padre. Tras eso se llevó a Penélope y a Telémaco a Eea, donde Telémaco se casó con Circe y Telégono con Penélope.
Más adelante, Circe los llevó a ambos a las Islas de los Bienaventurados.