Odiseo

Odiseo fue uno de los héroes de la Guerra de Troya y destacó sobre los demás por su ingenio y prudencia.

Tradicionalmente era hijo de Laertes, rey de Ítaca, y de Anticlea. Para Higino, Odiseo podría haber sido engendrado por una violación de Sísifo a Anticlea para vengarse de su padre, Autólico. Su lugar de nacimiento varía según la versión.

Como hijo de Laertes: nació en Ítaca, concretamente en el Monte Nérito un día que llovía tanto que su madre no pudo volver a casa.
Como hijo de Sísifo: nació en el pueblo beocio de Alalcómenas, cuando Anticlea iba camino a Ítaca con Laertes.

Durante su juventud se conocen algunas de sus peripecias: una cacería en la que participó estando en casa de Autólico y que se saldó con una cicatriz en la rodilla. Más tarde, esta sería una de las pruebas de su identidad tras su regreso a casa.

En otro viaje recibió de Ífito el arco de Éurito, con el que en el futuro mataría a los pretendientes de su mujer.

Tras convertirse en rey, Odiseo intentó contraer matrimonio con Helena de Esparta, pero eran tantos sus pretendientes que llegó a un acuerdo con su padre, Tindáreo. El trato consistía en solucionar el problema de su matrimonio sin que hubiera peleas entre los aspirantes a cambio de casarse él con la prima de Helena, Penélope. Harían jurar a todos respetar y proteger a la futura pareja antes de saber quién sería el elegido. Este juramento llevaría, años después, a la Guerra de Troya.

El matrimonio tuvo un hijo, Telémaco. Éste era muy pequeño cuando se produjo el secuestro de Helena por parte de Paris. Menelao, marido de Helena, reclamó al resto de reyes que cumplieran con su promesa. Odiseo conocía una profecía que decía que si se iba de Ítaca tardaría veinte años en volver y, además, lo haría siendo un mendigo. Por ello fingió estar loco para librarse, pero Palamedes, uno de los heraldos que fueron a buscarlo, puso al pequeño Telémaco en el camino de su arado. Odiseo tuvo que detener el carro para no matarlo y se descubrió que estaba cuerdo.

A su vez, él mismo utilizó su astucia para destapar el engaño de otro al que, en este caso su madre Tetis, quería librar de ir a la guerra: Aquiles. Tetis lo había disfrazado de mujer y escondido en el gineceo del rey Licomedes de Esciros. Odiseo se hizo pasar por mercader y ofreció telas y armas. Mientras las mujeres cogían las telas, Aquiles fue directo a las armas y se delató.

Camino a Troya, Odiseo fue quien volvió a Micenas para llevarse a Ifigenia para su sacrificio. Durante el viaje fue también quien mató a Filomelides, rey de Lesbos, que lo había retado a luchar, y aconsejó abandonar a Filoctetes a su suerte en Lemnos —aunque más tarde tuvo que ir a buscarlo—.

Ya en la guerra desempeñó funciones tanto de diplomático como de espionaje y participó en el episodio del reparto de las armas de Aquiles luchando por ellas contra Áyax. Fue también el artífice del ardid del caballo de madera con el que los aqueos consiguieron traspasar las murallas de Troya.

Durante el saqueo y destrucción de la ciudad se lo asocia con los asesinatos de Astianacte, Políxena y Hécuba.

Su regreso a Ítaca se recoge en la Odisea. Tardó diez años y entre las aventuras que vivió destacan:

El país de los cicones
El país de los lotófagos
La ceguera del cíclope Polifemo
La isla de Eolo
El país de los lestrigones
La isla de Eea, donde viva le hechicera Circe
El descenso al Hades para consultar al adivino Tiresias
La isla de las sirenas
Escila y Caribdis
El sacrificio de los toros blancos de Helios
La isla de Calipso
La isla de los feacios y su encuentro con Nausícaa

Al llegar a su hogar, Odiseo encontró su palacio invadido por los pretendientes de su mujer. Penélope había conseguido ganar tiempo diciendo que elegiría uno cuando terminara un sudario para su suegro, pero todo lo que tejía de día lo deshacía de noche.

Odiseo se dirigió a casa del porquero Eumeo, donde se encontraba también Telémaco en ese momento. Les reveló su verdadera identidad y se disfrazó de mendigo antes de dirigirse al palacio. Solo su perro Argos, que lo había esperado durante veinte años, lo reconoció antes de morir.

En el palacio, los pretendientes lo insultan y él pelea con algunos. Tras una conversación con Penélope, que tampoco lo reconoce, se entera de que no puede alargar más el truco del sudario y va a convocar un concurso de tiro con arco para elegir a su futuro esposo. Odiseo la anima a ello y, durante la competición, es el único de los participantes que consigue tesar el arco.

Tras vencer, los criados cerraron las puertas de palacio y Odiseo y Telémaco dieron muerte a los pretendientes. Después ejecutaron también a los sirvientes que se habían puesto de parte de los intrusos y se reencontró por fin con su esposa.

Tras tantas penurias para llegar a Ítaca, el héroe no se quedó allí mucho tiempo. Se marchó a Épiro para realizar el sacrificio a Poseidón que Tiresias le había aconsejado para apaciguar la ira del dios. Allí, la reina Calídice le ofreció ser su consorte y éste aceptó. Gobernaron juntos hasta la muerte de ella, y entonces Odiseo le dejó el reino al hijo que habían tenido en común, Polipetes, y volvió a Ítaca, donde se encontró con el segundo hijo que había tenido con Penélope, Poliportes.

La versión más extendida de su muerte es la de que Telégono, el hijo que había tenido con Circe, quiso ir a buscarlo a Ítaca y al llegar allí saqueó los rebaños. Odiseo, al acudir a ayudar a los pastores, luchó contra él y su Telégono lo mató desconociendo su verdadera identidad.

Otra versión dice que los familiares de los pretendientes asesinados acudieron a Neoptólemo para que actuara como juez y éste lo desterró de Ítaca. Odiseo se fue a Etolia con Toante y se casó con una de sus hijas. Allí viviría el resto de su longeva vida.