El sino de Protesilao
Laodamia era hija de Acasto y Astidamia, los reyes de Yolco. Cuando llegó la hora de su casamiento se prometió felizmente con el príncipe Yolao, hijo de Ificles (no confundir con el hermanastro de Heracles) y Diomedea, reyes de Tesalia.
Sin embargo, nada más concluir la boda, los emisarios de Agamenón se llevaron a Yolao consigo, pues se preparaba una inminente expedición a Troya. La recién casada se desmayó y hubo de ser auxiliada por su padre y por su suegro, y tal solo acertó a despedirse de su esposo desde la lejanía, mientras observaba a las embarcaciones aqueas alejarse.
Entre las gentes corría el rumor de que el oráculo había vaticinado que aquel griego que primero pisara la tierra de Troya sería también el primero de ellos en morir en batalla. Asustada, Laodamia intentó alertar a su marido con una carta (que este recibió en el puerto de Aulide, pues la ausencia de viento había retrasado la expedición), pidiéndole que, por una vez, se fingiese cobarde y no fuera el primero en saltar del barco.
Conscientes del oráculo, los soldados griegos temían saltar de sus embarcaciones, por lo que al llegar la expedición aquea a la costa troyana, el ingenioso Odiseo lanzó su escudo a la arena de la playa y saltó sobre él. El resto de combatientes, pensando que ya estaba cumplida la profecía, saltaron inmediatamente de sus naves escudo en mano pero, tal como Laodamia había temido, su valiente esposo fue el siguiente en saltar tras Odiseo; aunque, por la argucia de este, Yolao fue quien primero pisó suelo troyano.
Durante la batalla que siguió al desembarco, Yolao consiguió dar muerte a muchos troyanos pero caería finalmente bajo la lanza de Héctor, siendo la primera víctima aquea de la guerra de Troya y cumpliendo así lo que había vaticinado el oráculo. Desde entonces Yolao fue recordado como Protesilao («el primero del pueblo»), por haber sido el primer aqueo en pisar tierra troyana.
Continúa en El luto de Laodamia