Belerofonte y la Quimera
Tras rechazar las insinuaciones de Estenebea, esposa del rey Preto de Tirinto, el héroe Belerofonte había sido mandado a la corte de Ióbates, en Licia.
Al llegar, Belerofonte entregó al rey Ióbates una carta enviada por su yerno (que no era otro que Preto), en la que éste le decía que diera muerte al portador de dicha carta. Pero Belerofonte era ahora su huésped, y como buen anfitrión Ióbates no debía matar a nadie hospedado en su casa.
Por ello, el ingenioso rey de Licia decidió mandar a Belerofonte a una misión suicida. Le pidió, nada más y nada menos, que acabase con la vida de un monstruoso ser híbrido de león, cabra y serpiente. La Quimera —pues ese era su nombre— era hija de Tifón y de Equidna, vivía en Pátara y tenía terriblemente preocupados a sus habitantes, pues con su aliento de fuego quemaba sus campos, además de alimentarse de sus rebaños.
La empresa pintaba mal para el bueno de Belerofonte. Pero, por suerte, recibió la inesperada ayuda de la diosa Atenea, que se le apareció en forma humana y le entregó unas bridas de oro para que pudiese domar a Pegaso. A lomos del caballo alado consiguió, por fin, acercarse a cierta distancia de la Quimera, aunque la dura piel del monstruo se resistía a las lanzadas del héroe.
Fue entonces cuando una brillante idea se le ocurrió al hijo de Poseidón. Colocó un trozo de plomo en la punta de su lanza y, sin pensárselo dos veces, la lanzó hacia la boca del monstruo. La Quimera, inmediatamente, quemó la lanza con su fuego, sin percatarse de que el terrible calor de la llamarada había fundido el plomo, que ahora recorría su garganta. El ardiente metal descendió hacia sus entrañas, quemando al monstruo por dentro y provocándole la muerte.
2 Comentarios
jon
Me ha llamado la atención lo similar que es el relato de este episodio con el de san Jorge y el dragón.
Julieta
Muy bueno