Olímpicos

Atenea

Ilustración original de Rosa Alonso, publicada con permiso de la autora. ©ROSA ALONSO

Atenea es la diosa de la sabiduría, pero también de la estrategia militar. Ataviada con casco, lanza y escudo supone el contrapunto táctico a la belicosidad salvaje del dios de la guerra Ares.

Se la considera responsable de la inteligencia y del pensamiento, pues no en vano nació de la cabeza de Zeus. Cuando éste yació con la ninfa Metis, hija del titán Océano, recibió una profecía por la cual los hijos de ambos serían más poderosos que él. Sin dudarlo, el crónida se tragó a Metis, quien ya se hallaba encinta. Tiempo después Zeus empezó a sentir un terrible y constante dolor de cabeza que no le remitía. El dolor era tal que pidió ayuda a Hefesto, quien sujetando una enorme hacha doble le asestó un tremendo golpe en la cabeza, abriéndosela. De este agujero en la testa del dios olímpico brotó Atenea, ya adulta y armada, quién soltó un grito de guerra que hizo temblar el cielo y la tierra.

La diosa pronto se convirtió en una de las más importantes del panteón olímpico y se erigió como protectora de grandes ciudades (Atenas y Esparta, por ejemplo) o de algunos de los más famosos héroes helenos, como son Heracles, Aquiles, Odiseo, Perseo, Belerofonte o Jasón.

También, gracias a su gran inteligencia, recae sobre Atenea la fama de gran inventora. A ella se le atribuyen algunos de los inventos más importantes de la época, como por ejemplo el arado o el carro. También inventó el aulós, o flauta doble; aunque tras verse reflejada en el agua decidió tirarlo, pues el tocarlo le afeaba la cara. Atenea era una diosa presumida, y de hecho compitió con Afrodita y Hera por la manzana de la discordia durante las bodas de Tetis y Peleo, hecho que acabó desembocando en la Guerra de Troya.

También por disputarle la belleza, Atenea convertiría en monstruo a Medusa, antaño una sacerdotisa de la diosa. Pero sobre todo fue debido a la tremenda ofensa que supuso el que Medusa fuese violada (por Poseidón) en su propio templo. Atenea era una diosa virgen, y como tal era una auténtica defensora de la castidad. Prueba de ello es el castigo que sufrían aquellos que accidentalmente la vieron desnuda: el joven Tiresias, quien posteriormente se convertiría en gran adivino, perdió la vista tras ver a la diosa bañándose en el río.

A pesar de su castidad tuvo, sin embargo, una serie de hijos adoptivos. Ella, con la ayuda de las hijas de Cécrope, crió al héroe Erictonio, quien había nacido de la propia Gaia tras un intento de violación a Atenea por parte de Hefesto. Durante el forcejeo, el semen de Hefesto cayó sobre la pierna de la diosa, que se limpió con lana y arrojó ésta al suelo. Entonces de la propia tierra brotó Erictonio, quien sería el primer rey mítico de Atenas. También criaría a Erecteo, el nieto de éste, cuyo templo (el Erecteion) se yergue aún hoy día junto al templo de la diosa (el famoso Partenón) en la Acrópolis ateniense.

 

Episodios en los que interviene:

El nacimiento de Atenea
La disputa por Atenas
La fundación de Cadmea
La soberbia de Aracne
Belerofonte y la Quimera
Dédalo (parte 1): El asesinato de Pérdix
Las bodas de las Danaides
El juicio de Paris
Los trabajos de Heracles (parte 6): Las aves del Estínfalo

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