Episodios

El gigante Orión

Del nacimiento del gigante Orión se cuentan dos historias. Según Hesíodo, era hijo de Poseidón y una de las hijas de Minos, Euríale. Tenía el don de caminar sobre el mar igual que sobre la tierra.

Por otra parte, Aristómaco cuenta que un tebano llamado Hirieo había sido hospitalario con Zeus y Hermes, y a cambio les pidió tener un hijo. Para ello inmoló un buey y lo puso sobre la mesa. Entonces, los dos dioses pidieron que les entregara la piel del animal y, tras orinar sobre ella, le dijeron que la enterrara. De allí nació un niño al que llamaron Orión[1].

Se trasladó a Quíos, donde reinaba Enopión. Éste era hijo de Dioniso y Ariadna y había introducido en la isla el vino tiento. Durante su estancia allí, Orión se emborrachó y violó a la hija del rey, la princesa Mérope. Por ello, Enopión lo cegó y lo expulsó de la isla.

Orión llegó a Lemnos, donde Hefesto se compadeció de él y le dio un guía llamado Cedalión. Llevándolo sobre sus hombros, el gigante partió en busca de Helios para que le curara la ceguera.

Tras eso, Orión volvió a Quíos buscando venganza contra Enopión, pero resultó que sus súbditos lo habían escondido bajo tierra y no fue capaz de encontrarlo. No le quedó más remedio que abandonar sus pretensiones y se dirigió a la isla de Creta, donde comenzó a cazar con Ártemis. Esta diosa, en casi todas las versiones, acabaría siendo la responsable de su muerte.

En una de ellas fue por su bravuconería. Orión dijo ser capaz de cazar a todo lo que naciera de la tierra, así que Gaia hizo surgir un escorpión gigante que lo mató.

Según otros autores, como Calímaco, Paléfato y Eratóstenes, la causa habría sido el haber intentado violar a Ártemis, que lo acribilló con sus flechas o fue ella misma quien hizo surgir de la tierra al escorpión que le picó en el talón.

Istros cuenta, sin embargo, que fue Ártemis la que se enamoró de Orión y que incluso estuvo a punto de casarse con él. Pero Apolo, para evitarlo, les tendió una trampa. Cuando Orión salía a nadar, de lejos solo se veía una mancha oscura. Entonces, el dios retó a su hermana a darle a tanta distancia a aquella sombra y Ártemis, sin quererlo, le atravesó la cabeza.

Zeus, bien como reconocimiento a su fuerza o bien a instancias de Ártemis, lo elevó a las estrellas. También al escorpión en recuerdo de lo sucedido, y por ello la constelación de Escorpio siempre persigue a la de Orión.

Notas

[1] Higino, en Astronomía Poética, cuenta que se le llamó Urión por oúron, «orina» en griego. Pero que, por elegancia, se cambió a Orión.

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