El toro de Creta era un magnífico animal que Poseidón hizo salir del mar a causa de un trato con Minos. Éste había acordado con el dios que ese toro, interpretado como que él era el elegido de los dioses para reinar en Creta, sería sacrificado después en honor a Poseidón. Sin embargo, tras ser coronado, Minos no cumplió su parte. Incorporó al toro a sus rebaños como semental y sacrificó al dios otro cualquiera.
Poseidón, como castigo, hizo que Pasífae, la mujer de Minos, se enamorara del toro. Con ayuda del ingenioso Dédalo, que en ese momento se encontraba exiliado en Creta, consiguió unirse al toro y quedó embarazada. La criatura que nació fue el Minotauro.
El toro permaneció en Creta causando destrozos hasta que llegó Heracles con la misión de llevarlo ante el rey Euristeo de Micenas como parte de sus trabajos. El héroe lo llevó en barco hasta el Peloponeso, donde quedó libre y vagó por Esparta y Arcadia antes de llegar al Ática y asentarse en Maratón.
Allí hizo estragos, incluida la muerte de uno de los hijos de Minos, Androgeo. Esto provocó la expedición del rey de Creta contra Atenas que fue el origen del tributo de jóvenes como sacrificio para el Minotauro.
Fue Teseo quien dio muerte a la bestia empujándola hasta la Acrópolis y sacrificándola allí a la diosa Atenea.
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