Thésée retrouve l'épée de son père - Poussin (c1638)
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Egeo y Etra: el nacimiento de Teseo

Egeo, rey de Atenas, a pesar de haberse casado en dos ocasiones no conseguía tener hijos. Y era algo preocupante, pues sus hermanos ambicionaban el trono. Angustiado por esta situación, Egeo decidió viajar a Delfos y consultar a la Pitia. Allí, por mediación del dios Apolo, recibió un críptico consejo:

El cuello que sobresale del odre, oh el mejor de los hombres, no lo desates antes de llegar a la altura de Atenas.

Confuso aún por el oráculo que había recibido, Egeo decidió regresar a Atenas, cavilando durante todo el camino de vuelta. Cansado del viaje, paró en Trecén a pasar la noche en casa de Piteo, hijo de Pélope.

Agradecido por la hospitalidad de Piteo, Egeo le contó a éste el oráculo que había recibido, intentando aún hallar el significado oculto tras las palabras de la adivina. Pero Piteo enseguida resolvió el acertijo: el dios instaba a Egeo a esperar a su llegada a Atenas, pues sin duda engendraría un hijo con la primera mujer con la que yaciese.

Piteo, viendo la ocasión, decidió emborrachar a Egeo y hacerle dormir en el lecho de su hija Etra. Allí la pasión de Egeo se desató y, tal y como Apolo había vaticinado, la joven quedó encinta.

A la mañana siguiente Egeo comprendió lo que había sucedido e instó a Piteo y a Etra a guardar el secreto de lo que había ocurrido aquella noche. Antes de regresar le hizo prometer a Etra que si tenía un hijo varón, éste debería marchar a Atenas con él al cumplir la mayoría de edad. A continuación Egeo escondió, bajo una pesada roca, su espada. Un arma que, como prueba de su linaje, su hijo habría de traer con él.

Así lo hizo. Y ese hijo, futuro héroe de Atenas, se llamó Teseo.

Continua en Teseo viaja a Atenas

Un comentario

  • Галина

    Asi Teseo entro en el laberinto hasta encontrarse con el Minotauro, al que dio muerte a punetazos o atravesandolo con una espada. A continuacion recogio el hilo y asi pudo salir del laberinto e inmediatamente, acompanado por el resto de atenienses y por Ariadna, embarco de vuelta a Atenas, tras hundir los barcos cretenses para impedir una posible persecucion.

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