La muerte de Heracles
Años después de su desencuentro con el rey Éurito por la mano de la joven Yole, Heracles decidió vengarse de él. Para ello fue hasta Traquis y reclutó un ejército al que se unieron arcadios, malios y locros.
Una vez tomada Ecalia, tras matar a Éurito y sus hijos, procedió a saquear la ciudad y a cumplir el objetivo que tenía desde hacía tanto tiempo: llevarse a Yole consigo.
En el viaje de vuelta fondeó su barco en el cabo Ceneo, en Eubea, y levantó allí un altar a Zeus. Pero, antes de realizar cualquier ritual, mandó al heraldo Licas de vuelta a Traquis a buscar ropa apropiada.
Por él supo Deyanira del secuestro de Yole, y como estaba al tanto de las corredurías pasadas de su marido, temió que quisiera unirse a ella por fin. Era el momento de utilizar el filtro amoroso que había obtenido del centauro Neso. Empapó con ella la túnica de Heracles y se la entregó a Licas para que se la llevara.
Cuando el héroe se vistió para llevar a cabo el sacrificio, la túnica comenzó a calentarse y le abrasaba la piel. Tiró el altar de un empujón entre grandes alaridos e intentó quitarse la tela, pero se había pegado a su piel y al hacerlo se arrancaba grandes trozos de carne.
Entonces vio a Licas, agazapado y temblando de miedo. Dirigió contra él su furia por haber sido quien le había entregado la túnica y, culpándolo de su desgracia, lo agarró por los pies y lo lanzó al mar. Sin embargo, de nada iba a servirle la fuerza esta vez; el veneno ya lo consumía.
Sus compañeros lo transportaron hasta Traquis en una nave mientras él sufría terribles dolores. Deyanira se dio cuenta entonces de que había sido engañada por Neso y que su sangre no era ningún filtro amoroso, sino un veneno mortal. No pudo soportar esta terrible verdad y ser la causante de la inminente muerte de su marido así que, antes de que ésta se produjera, se colgó ella misma.
Antes de morir, Heracles dispuso el matrimonio de Yole con Hilo, el hijo que había tenido con Deyanira. Tras eso subió al monte Eta, construyó una pira y subió a ella, ordenando que la encendiesen. Pero nadie quiso hacerlo.
Peante, rey de Melibea, que se encontraba presente en ese momento, ordenó a su hijo Filoctetes que obedeciera a Heracles. En agradecimiento, el héroe le regaló su arco y sus flechas.
Mientras el cuerpo mortal del que había sido el mayor héroe de la Hélade se consumía en el fuego, una nube se puso debajo y, mientras tronaba, lo elevó hasta el cielo. Así se produjo su apoteosis y por fin se convirtió en inmortal. En esta segunda vida se reconcilió con Hera y se casó con su hermanastra Hebe.